En la esquina de tierra donde lo plantaron, busca el sentido de la línea recta.
No pretende el círculo ... la rueda de estaciones ... la fuga hacia el eje que la gravedad le impone.
Acepta que el cielo es su destino ... y por eso sus raíces se alimentan de muertos ... que les ceden las almas para que el tronco las libere, en el invierno, cuando el frío hace vibrar la luz que lo envuelve.
No ofrece sombra a quien pasa.
No pide compañía a los amantes que lo evitan, en busca del refugio de unas flores.
Su destino es el punto que la mirada retiene, más allá del azul, en un infinito en que otras raíces crecen ... bebiendo la leche negra de las mitologías.
No pretende el círculo ... la rueda de estaciones ... la fuga hacia el eje que la gravedad le impone.
Acepta que el cielo es su destino ... y por eso sus raíces se alimentan de muertos ... que les ceden las almas para que el tronco las libere, en el invierno, cuando el frío hace vibrar la luz que lo envuelve.
No ofrece sombra a quien pasa.
No pide compañía a los amantes que lo evitan, en busca del refugio de unas flores.
Su destino es el punto que la mirada retiene, más allá del azul, en un infinito en que otras raíces crecen ... bebiendo la leche negra de las mitologías.