Una mosca zumbaba al morir yo.
La quietud en el cuarto me recordaba la quietud del aire en las pausas que deja una tormenta.
Enjugaba las lágrimas y el pecho sosegado ... se esperaba al final irrupción ... la presencia del Rey en aquel cuarto.
Repartí los recuerdos que aún tenía y la parte de mí que me quedaba ...
entonces una mosca se interpuso zumbando, insegura y azul, entre la luz y yo.
Se obscurecieron todas las ventanas, y ...
ya no pude ver que estaba viendo.
El rojo, llama viva ... es la mañana
mediodía ... el violeta
amarillo ... es el día que se va, y después ya no hay nada.
Pero tantas centellas al crepúsculo son prueba de unos mundos incendiados
... esa región de plata que aún no se ha consumido.
La quietud en el cuarto me recordaba la quietud del aire en las pausas que deja una tormenta.
Enjugaba las lágrimas y el pecho sosegado ... se esperaba al final irrupción ... la presencia del Rey en aquel cuarto.
Repartí los recuerdos que aún tenía y la parte de mí que me quedaba ...
entonces una mosca se interpuso zumbando, insegura y azul, entre la luz y yo.
Se obscurecieron todas las ventanas, y ...
ya no pude ver que estaba viendo.
El rojo, llama viva ... es la mañana
mediodía ... el violeta
amarillo ... es el día que se va, y después ya no hay nada.
Pero tantas centellas al crepúsculo son prueba de unos mundos incendiados
... esa región de plata que aún no se ha consumido.