viernes, 22 de febrero de 2013

Mi pequeña ... Libertad

Hay en tus ojos cierto temblor, que parece insinuarme ... puedes.
¡Si me atreviese a enlazar con mi brazo tu cintura!, es cómo cuando vas y vienes ... con esa risa que adoro
... con qué podría compararte ¿tan hermoso como tú?
A qué podría parecerse ... tú más verdadero que la verdad.
Como las lejanas estrellas sobre el durmiente, tu alma es una incognita ... más honda ... insondable ... que la mar.
Pero en mis sueños te veo sonrojarte apiadado ...
¡Si mis sueños fueran ciertos ... como la verdad!
Mi fantasía me llevó a otras tierras y otras noches ... y sobre todo a tu casa ... entré en tu cuarto y descansé ... lejos oí el insomne murmurar ... como la mar en una caracola.
Ansié el amanecer de nuevo ... el despertar de los pájaros ... el gorjeo de tiernas canciones ... y sobre todo ... oír tus pasos.
Aunque otros amores vengan y me abandonen ... y los años sigan separándonos más allá de esos frágiles amoríos ... tú reinarás para siempre ... como siempre reinaste.
Los años irán añadiendo gemas a tu diadema ... y el tiempo, como un amante, seguirá embelleciéndote a mis ojos ... y reinarás en mí para siempre ... coronado por la luz de la memoria.
Vino ... y se fué
... en otras tierras ... o quizá en mejores cielos ... tus manos han de enlazarse con otras manos ... y tus ojos con otros ojos ... ¿pensarás alguna vez en unos verdes ojos ... como yo recuerdo los tuyos?
Lo último que te regalo ... éste racimo de renglones ... no tengo otras riquezas ... pero valgan lo que valgan ... tuyos son.
Al escribirlo pongo a mi amor punto final ... ellos serán tu tumba y tu epitafio.
Ahora el camino se bifurca ... y yo ... debo ir por mi lado ... tan lejos del tuyo.

viernes, 15 de febrero de 2013

Prisionero atributo

Quién retuvo en sus ojos el paisaje nativo, luego que migratorias cigüeñas presagiaban el cambio de estación.
Aquél, desde la infancia descalza, feliz corriendo entre húmedas mazorcas, detiene ya su vuelo ante el carro de títeres, y sabe así los trucos y los recitativos de tanta letanía, por extasiarse siempre mientras muerde los granos tostados del maíz.
¿Cómo puede más tarde, cuando herede aquellos abedules y el viejo semental, cambiarse en otra alma?
Siempre tu antiguo aroma será quien restituya a la hacienda presente ... la cosecha.
Cuando al patio te entras para cambiar el cuerpo ... y el aposente duro de tu carne descanse entre jilgueros rubios que entonan su salmodia ... puede que mires el flotar dulcísimo de Sandro Botticelli ... y Ofelias entre blondas, rosas vírgenes nórdicas, custodiadas por ángeles que coronan el pudor de tus prados, den paz a tu paisaje.
Así descuelgas la guitarra; se enredará otro viento entre sus cuerdas, pero tú seguirás apacentando el ciervo de la niñez varada en su embozo caliente.
Y puede que otro olor, o nuevos alimentos, ronden ya la planicie de tu hombría, pero siempre aquel son, prisionero atributo, alma por siempre erguida, paseará otros cielos ... por donde Aldebarán ya no asome a tus ojos ...
... y te cubra esos lentos techos que un día poblaste con una antigua música de quemadas vihuelas.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Canto vespertino

Si he titubeado más o menos en mi gran tarea de felicidad ...
Si he jugado mis cartas durante toda mi vida y no he mostrado un glorioso rostro matinal ...
Si los rayos de felices ojos humanos no me han conmovido ...
Si los matinales cielos, los libros y mi alimento, y la lluvia del verano, sobre mi sombrio corazón se derramaron en vano ... dame tu fuerza para que despierte mi tosco espíritu.
O, si soy demasiado obstinada, elige y ... antes de que este espíritu muera, dame un dolor tan penetrante ... o una culpa tan atroz que reviva mi muerto corazón.