Hay en tus ojos cierto temblor, que parece insinuarme ... puedes.
¡Si me atreviese a enlazar con mi brazo tu cintura!, es cómo cuando vas y vienes ... con esa risa que adoro
... con qué podría compararte ¿tan hermoso como tú?
A qué podría parecerse ... tú más verdadero que la verdad.
Como las lejanas estrellas sobre el durmiente, tu alma es una incognita ... más honda ... insondable ... que la mar.
Pero en mis sueños te veo sonrojarte apiadado ...
¡Si mis sueños fueran ciertos ... como la verdad!
Mi fantasía me llevó a otras tierras y otras noches ... y sobre todo a tu casa ... entré en tu cuarto y descansé ... lejos oí el insomne murmurar ... como la mar en una caracola.
Ansié el amanecer de nuevo ... el despertar de los pájaros ... el gorjeo de tiernas canciones ... y sobre todo ... oír tus pasos.
Aunque otros amores vengan y me abandonen ... y los años sigan separándonos más allá de esos frágiles amoríos ... tú reinarás para siempre ... como siempre reinaste.
Los años irán añadiendo gemas a tu diadema ... y el tiempo, como un amante, seguirá embelleciéndote a mis ojos ... y reinarás en mí para siempre ... coronado por la luz de la memoria.
Vino ... y se fué
... en otras tierras ... o quizá en mejores cielos ... tus manos han de enlazarse con otras manos ... y tus ojos con otros ojos ... ¿pensarás alguna vez en unos verdes ojos ... como yo recuerdo los tuyos?
Lo último que te regalo ... éste racimo de renglones ... no tengo otras riquezas ... pero valgan lo que valgan ... tuyos son.
Al escribirlo pongo a mi amor punto final ... ellos serán tu tumba y tu epitafio.
Ahora el camino se bifurca ... y yo ... debo ir por mi lado ... tan lejos del tuyo.
¡Si me atreviese a enlazar con mi brazo tu cintura!, es cómo cuando vas y vienes ... con esa risa que adoro
... con qué podría compararte ¿tan hermoso como tú?
A qué podría parecerse ... tú más verdadero que la verdad.
Como las lejanas estrellas sobre el durmiente, tu alma es una incognita ... más honda ... insondable ... que la mar.
Pero en mis sueños te veo sonrojarte apiadado ...
¡Si mis sueños fueran ciertos ... como la verdad!
Mi fantasía me llevó a otras tierras y otras noches ... y sobre todo a tu casa ... entré en tu cuarto y descansé ... lejos oí el insomne murmurar ... como la mar en una caracola.
Ansié el amanecer de nuevo ... el despertar de los pájaros ... el gorjeo de tiernas canciones ... y sobre todo ... oír tus pasos.
Aunque otros amores vengan y me abandonen ... y los años sigan separándonos más allá de esos frágiles amoríos ... tú reinarás para siempre ... como siempre reinaste.
Los años irán añadiendo gemas a tu diadema ... y el tiempo, como un amante, seguirá embelleciéndote a mis ojos ... y reinarás en mí para siempre ... coronado por la luz de la memoria.
Vino ... y se fué
... en otras tierras ... o quizá en mejores cielos ... tus manos han de enlazarse con otras manos ... y tus ojos con otros ojos ... ¿pensarás alguna vez en unos verdes ojos ... como yo recuerdo los tuyos?
Lo último que te regalo ... éste racimo de renglones ... no tengo otras riquezas ... pero valgan lo que valgan ... tuyos son.
Al escribirlo pongo a mi amor punto final ... ellos serán tu tumba y tu epitafio.
Ahora el camino se bifurca ... y yo ... debo ir por mi lado ... tan lejos del tuyo.