miércoles, 27 de octubre de 2021

Cada uno copula como pude

En una noche así, o en esta noche,
¿le importaría a alguien que una humilde persona resbalase en silencio de su silla,
tan en silencio, sí, tan silenciosa, que les pudiese parecer a todos que aquella personita se mece todavía más despacio?
En un amanecer, tal vez en éste,
¿suspiraría alguien si la tal personita no saliera de un sueño tan profundo
que ni el gallo pudiera despertarla, ni el trajín de la casa en la que vive, ni el alocado pájaro del huerto o la tarea con que empieza el día?
Fue como una rolliza personita que andaba por las lomas;
ocupada en agujas y carretes, volviendo fatigada de la escuela.
Compañeros de juego, fiestas, nueces, y visiones inmensas, diminutas.
¡Qué raro que unos pies con tal tesoro conduzcan a un final que es tan pequeño!

lunes, 25 de octubre de 2021

Autoeutanasia sentimental

Me perdí cuando ya estaba salvada.
Sentí que el mundo me dejaba atrás.
Y ceñidos los lomos, al borde de la eternidad, 
volví a cobrar aliento, y oí en el otro lado la marea
decepcionada que iba retirándose.
Me siento, pues, como alguien que a su vuelta 
tiene extraños secretos que contar de mares muy lejanos;
como quien ha avistado raras tierras y vuelve con noticias, palidísimo,
de las puertas que guardan el espanto y que nadie ha franqueado.
La próxima ocasión quiero quedarme.
La próxima ocasión para ver cosas 
que el oído no ha oído
ni vio el ojo jamás.
La próxima ocasión ya no me iré.
Mientras el tiempo pasa de puntillas, 
pasan lentos los siglos vagabundos
y giran las esferas. 

miércoles, 13 de octubre de 2021

La casaca escarlata y el soldadito

Caminando solitaria sobre el césped, entre la hierba recién cortada un agujero hallé, y en su tierra oculté un soldadito.
La primavera y las margaritas llegaron, la hierba cubrió mi escondite secreto; creció la hierba como un verde mar y el césped hasta mis rodillas.
Bajo la hierba yace solo, casaca escarlata y largo fusil, con sus ojos de plomo mirando hacia el sol y las estrellas.
Cuando la hierba madure como el grano, y una vez mas esté afilada la guadaña, cuando sieguen el césped, reaparecerá mi agujero.
Lo encontraré, sin duda, y encontraré a mi granadero, por encima de todo encontraré a mi soldadito mudo.
Habrá vivido, olvidado, en los verdes bosques de la primavera, y si pudiera hablar, diría que hizo aquello que a mi me gustaría.
Ha visto las estrelladas horas y el brotar de las flores, y la maravilla que sucede en los verdes bosques; en el silencio ha oído hablar a las abejas y a las margaritas, y las mariposas volaron sobre su tumba solitaria.
Pero no dirá ni una palabra, ni una palabra de todo lo que sabe, y habré de dejarlo en su silencio e inventarme yo toda la historia.

lunes, 4 de octubre de 2021

Sabiendo la causa de la causa

Con precaución hablad a los mendigos
de Potosí y sus minas.
Sed discretos si habláis con un hambriento
de vinos y manjares.
Y cuidado si habláis con un cautivo
de lo andado por vuestros libres pies.
Lo sucedido fuera, en las mazmorras
puede ser venenosa golosina.
Nunca he visto estas tierras, pero dicen
que hay Alpes inmortales desdeñosos
que hasta rozan el cielo con sus gorros
y tocan la ciudad con sus sandalias
humildemente, y a sus pies eternos
las incontables margaritas juegan.
¿Tú cuál eres, Señor, y cuál soy yo
en un día de agosto?