Señor,
cuando las rosas se marchiten y no haya más violetas,
cuando en solemne vuelo los moscones hayan llegado más allá del sol,
la mano que en el día de verano se entretuvo cogiendo aquellas flores descansará
... todo será leonado.
Corta entonces mis flores, te lo ruego.
Nadie conoce esta pequeña rosa que quizá hubiera sido un peregrino de no haberla arrancado con el fin de ofrecértela.
Sólo una abeja la echará de menos,
sólo una mariposa que tras un largo viaje se apresura a posarse en su pecho.
Va a sentir extrañeza sólo un pájaro, sólo suspirará una leve brisa ...
¡es tan fácil morir, pobre rosa, cuando una es como tú!
cuando las rosas se marchiten y no haya más violetas,
cuando en solemne vuelo los moscones hayan llegado más allá del sol,
la mano que en el día de verano se entretuvo cogiendo aquellas flores descansará
... todo será leonado.
Corta entonces mis flores, te lo ruego.
Nadie conoce esta pequeña rosa que quizá hubiera sido un peregrino de no haberla arrancado con el fin de ofrecértela.
Sólo una abeja la echará de menos,
sólo una mariposa que tras un largo viaje se apresura a posarse en su pecho.
Va a sentir extrañeza sólo un pájaro, sólo suspirará una leve brisa ...
¡es tan fácil morir, pobre rosa, cuando una es como tú!