jueves, 13 de febrero de 2020

Celdas de castigo

Señor,
cuando las rosas se marchiten y no haya más violetas,
cuando en solemne vuelo los moscones hayan llegado más allá del sol,
la mano que en el día de verano se entretuvo cogiendo aquellas flores descansará
... todo será leonado.
Corta entonces mis flores, te lo ruego.
Nadie conoce esta pequeña rosa que quizá hubiera sido un peregrino de no haberla arrancado con el fin de ofrecértela.
Sólo una abeja la echará de menos,
sólo una mariposa que tras un largo viaje se apresura a posarse en su pecho.
Va a sentir extrañeza sólo un pájaro, sólo suspirará una leve brisa ...
¡es tan fácil morir, pobre rosa, cuando una es como tú!

martes, 11 de febrero de 2020

La tierra nunca fue joven

El verano es lo más corto que existe.
La vida es aún más corta que el verano.
Sesenta años se van tan aprisa como se gasta un dolar.
Las penas son corteses y se quedan ... con qué facilidad las rechazamos.
A veces se aborrecen los placeres o nunca los quisiéramos perder.
No es tan alto el rimero de los años como cuando estuviste entre nosotros, pero todos los días va creciendo sobre este mismo suelo de recuerdos;
mientras aún subida al corazón pueda llegar a la parte de arriba,
bórrame la montaña con tu cara y sostenme
... porque si no me caigo.

sábado, 8 de febrero de 2020

Desde la poesía

No se mide al principio la distancia a la que están los muertos;
y parece posible su retorno durante muchos años de ansiedad.
Después de haberles hecho compañía barruntamos por fin lo que ha pasado;
porque ya somos íntimos amigos de su amada memoria.
Dulce es el cenagal con sus secretos hasta que allí se encuentra una serpiente;
quisiéramos entonces ir a casa, y se emprende una huida enloquecida,
correr sólo como los niños corren.
El verano traiciona con serpientes
... donde ellas van está siempre el engaño.

lunes, 3 de febrero de 2020

Composición de una lágrima

Si todas las tristezas que me esperan viniesen a la vez el día de hoy, me sentiría tan feliz que creo que se iban a reír y dispersarse.
Y si todas las dichas que me esperan viniesen a la vez el día de hoy, no serían tan grandes como ésta que me toca vivir ahora mismo.
Si se me destapase la cabeza y quedara el cerebro en libertad, a sus cosas se iría el compañero sin yo decirle nada.
Y el mundo, si es que el mundo estaba atento, vería que muy lejos de su casa es posible que viva la razón
... sin que el alma se mueva.