domingo, 27 de diciembre de 2020

Fragmento-carta

 En las mañanas hay más placidez,
la nuez se vuelve de color pardusco,
las bayas van tornándose rollizas,
la rosa está de viaje.
Lleva el arce corbatas más alegres,
los campos usan ropas escarlata.
Para no parecer fuera de tono
voy a ponerme un dije.
Un sépalo y un pétalo, una espina,
una mañana más de algún verano,
un pomo de rocío, un par de abejas,
las piruetas del viento entre los árboles.
Y aquí estoy yo, una rosa.

domingo, 20 de diciembre de 2020

No hay salida

 Cuando se va la noche y el alba está tan cerca
que se toca el espacio,
es el momento de alisarse el pelo,
de esbozar la sonrisa
y preguntarse a qué tanta inquietud
por la antigua y caduca medianoche
que durante una hora nos dio miedo.
Seguro que en el cielo
hay alguien como un padre.
Y si un día me pierdo, o como dice
la enfermera, me muero,
no cruzaré descalza las murallas
de jaspe, y todo el pueblo redimido
no se reirá de mí.
El Edén quizá no es tan solitario
como solía ser el Nuevo Mundo ...

sábado, 12 de diciembre de 2020

Después del dolor

"Casas", me están diciendo los que saben.
"Moradas" que han de ser un buen refugio.
Moradas que no dejan entrar lágrimas
y que protegen de cualquier tormenta.
"Moradas" de "la casa de su padre",
a quien yo no conozco, acogedoras.
A los bosques robé,
los tan confiados bosques.
Sin recelar, los árboles 
exhibieron sus frutos y sus musgos
para satisfacer mi fantasía.
Me puse a examinar sus raras joyas
y luego las cogí para llevármelas.

martes, 8 de diciembre de 2020

La mujer y la niña

Cuando detenga mi paso, descansando en un banco del jardín, bajo el cielo azulísimo, o cuando en  mi diván repose tan absorta que nadie que me viera podría decir que existo, tomaré un libro en mis manos y ... penetraré en otros horizontes.
Y, como una niña,  imaginaré los confines del jardín, cazando, o el desván lleno de trastos, o el sótano, y esa puerta que abre a lo desconocido, y esas escaleras que conducen a los reinos de las profundidades
... las bajaré, escucharé con alivio el canto de extraños pájaros, sonoros árboles de los bosques de Robin, campanadas de embrujadas ciudades.
Más allá de esas puertas, desde mi cuarto de niña, pasaré como Alicia a través del Espejo, o como Gerda persiguiendo a la pequeña Kay hasta admirables países lejanos.
¡Oh maravilla! mi libro, en un instante, me puede llevar, de golpe, hasta la lejanía, donde otros niños juegan. 
Como desde la casa mamá contempla mis juegos alrededor de los árboles del jardín, así veré a través de las ventanas de ese libro a otra niña, lejos, muy lejos, jugando en otro jardín.
Pero no pienso que pueda, por el mero hecho de golpear en la ventana, llamar a esa niña y que me oiga. 
Ella está jugando, absorta. No me oirá, no me mirará, esa niña vive sola en mi libro.
Hace ya mucho, en verdad, que creció y se fue lejos 
... ahora no es más que una niña de aire que sobrevive en el jardín.

viernes, 4 de diciembre de 2020

Otra versión

De nuevo siento en mi pecho un vacio devorador que sólo colma el calor de tu cuerpo abrazando al mío.
Necesito reconstruir la historia de nuestro amor para captar todo su sentido. Gracias a ella, somos lo que somos, uno por el otro y uno para el otro. Te escribo para comprender lo que he vivido.
El comienzo de nuestra historia fue maravilloso, casi como un flechazo. Ignoraba qué vínculos invisibles se tejian entre nosotros.
En nuestra primera cita, por fín, te besé.
No teniamos prisa.
Te desnudé con cuidado. Y descubrí, maravillosa coincidencia de lo real con lo imaginario. El fulgor nacarado de tu cuerpo iluminaba tu rostro. Durante mucho rato contemplé, muda, ese milagro de vigor y suavidad.
Tú me enseñaste que el placer no es algo que se tome o se dé, sino una forma de darse y demandar la propia donación del otro. Nos entregamos mutuamente por completo.
Pero todo esto no puede explicar el vínculo invisible que hizo que nos sintiésemos unidos desde el comienzo. Por más que fuéramos profundamente diferentes, no dejaba de sentir que algo fundamental nos era común, una especie de herida originaria.
Me basta con aceptar vivir lo que vivo, con amar por encima de todo tu mirada, tu voz, tu olor, tus finos dedos y tu modo de habitar tu cuerpo, para que todo el futuro se abra ante mí.
Tú me has suministrado la posibilidad de evadirme de mí misma y de instalarme en un lugar distinto cuyo mensajero eres tú. Contigo, podría dar vacaciones a mi realidad.
Eres el complemento de la irrealización de lo real.