La muerte es un sinuoso pretendiente que acaba por salirse con la suya.
Galantea con mucho disimulo, al principio tan sólo insinuándose de un modo muy discreto, con maniobras ambiguas, pero al final se pone fanfarrón, hace sonar trompetas, y un carruaje que tiene dos asientos les llevan triunfalmente hasta los misteriosos esponsales ... unión tan delicada como la porcelana.
Los corceles del tiempo, traicioneros, sólo se detendrán ante la puerta del dolor.
Pero allí, ya sin ninguna duda, satisfechos,
... se quedarán por más que los fustiguen.
Galantea con mucho disimulo, al principio tan sólo insinuándose de un modo muy discreto, con maniobras ambiguas, pero al final se pone fanfarrón, hace sonar trompetas, y un carruaje que tiene dos asientos les llevan triunfalmente hasta los misteriosos esponsales ... unión tan delicada como la porcelana.
Los corceles del tiempo, traicioneros, sólo se detendrán ante la puerta del dolor.
Pero allí, ya sin ninguna duda, satisfechos,
... se quedarán por más que los fustiguen.