Después de un gran dolor hay una sensación de algo solemne, los nervios se reajustan ceremoniosamente, como tumbas, pregunta el aturdido corazón si fue él quien lo sufrió y si fue ayer o muchos siglos antes.
Maquinales, los pies van dando vueltas por la tierra, en el aire, en el vacío, es áspero camino, improvisado, un alivio de cuarzo, igual que piedra.
Esta es la hora de plomo que se recuerda si sobrevivimos como aquellos que mueren por el hielo se acuerdan de la nieve ... después del desaliento el estupor, y por fin abandono.
No es el morir lo que nos duele tanto, vivir sí que nos duele mucho más ... pero morir es algo diferente, lo que está al otro lado de la puerta.
Los pájaros se suelen ir al sur sin esperar que lleguen las heladas, van en busca de un clima más benigno.
Los que se quedan son como nosotros.
Ante la puerta de la granja esperan ateridos limosnas de migajas que concedemos ... hasta que las nieves nos dicen compasivas que ya es hora de regresar a casa.
Maquinales, los pies van dando vueltas por la tierra, en el aire, en el vacío, es áspero camino, improvisado, un alivio de cuarzo, igual que piedra.
Esta es la hora de plomo que se recuerda si sobrevivimos como aquellos que mueren por el hielo se acuerdan de la nieve ... después del desaliento el estupor, y por fin abandono.
No es el morir lo que nos duele tanto, vivir sí que nos duele mucho más ... pero morir es algo diferente, lo que está al otro lado de la puerta.
Los pájaros se suelen ir al sur sin esperar que lleguen las heladas, van en busca de un clima más benigno.
Los que se quedan son como nosotros.
Ante la puerta de la granja esperan ateridos limosnas de migajas que concedemos ... hasta que las nieves nos dicen compasivas que ya es hora de regresar a casa.