Igual que si estuviera mendigando y en mi mano asombrada, un extraño dejase todo un reino para mi azoramiento.
Igual que si al oriente preguntase si no podía darme una mañana, y él abriendo sus diques de oro y púrpura me hiciera añicos con la luz de alba.
Hay quien guarda el domingo asistiendo a la iglesia, yo me quedo en mi casa.
Tengo en vez de solista a un agripeno, y un huerto en vez de cúpula.
No necesito la sobrepelliz, sólo llevo mis alas, y en lugar de campanas canta mi pajarillo.
Predica Dios, y no es mal reverendo, nunca es largo el sermón, y en vez de terminar yéndome al cielo
... allí estoy todo el rato.
Igual que si al oriente preguntase si no podía darme una mañana, y él abriendo sus diques de oro y púrpura me hiciera añicos con la luz de alba.
Hay quien guarda el domingo asistiendo a la iglesia, yo me quedo en mi casa.
Tengo en vez de solista a un agripeno, y un huerto en vez de cúpula.
No necesito la sobrepelliz, sólo llevo mis alas, y en lugar de campanas canta mi pajarillo.
Predica Dios, y no es mal reverendo, nunca es largo el sermón, y en vez de terminar yéndome al cielo
... allí estoy todo el rato.