domingo, 21 de junio de 2020

En propia defensa

La seda floja no te impedirá que caigas en un hoyo.
En cambio, sí una cuerda.
Sin embargo, ¡cuán falta de belleza en un recuerdo así para guardar!
Yo prefiero avisarte, cada paso que des hay una acequia, y donde tú te pares hay un pozo.
¿Te quedas con la cuerda o con la seda?
Precios muy ventajosos.
Que ya hayan olvidado o que estén olvidando o que jamás pudieran recordar
... es mejor no saberlo.
Los males de cualquier suposición nunca hacen tanto daño como una certidumbre comprobada
... férrea como un "lo sé".

lunes, 15 de junio de 2020

Si pudiera escoger yo

Cayeron como copos, cayeron como estrellas, como caen los pétalos de rosa cuando en junio, de pronto, un viento hecho de dedos se levanta.
En la inconsútil hierba perecieron sin que nadie pudiese saber dónde.
Pero Dios llamará a todas las caras de su imborrable lista.
Cuantas flores se mustian en el bosque o en la colina mueren sin llegar a saber que son muy bellas.
Cualquier viento se lleva los botones que son desconocidos y que ignoran el rojo cargamento que van a conducir hasta otros ojos.

domingo, 7 de junio de 2020

Aquel amor que me ocupaba tiempo

Cada uno de los seres que perdemos algo nuestro se lleva, aunque dejándonos como un cuarto menguante, y en las noches más turbias va a recibir lo mismo que la luna la llamada fatal de las mareas.
Enviamos la ola en busca de otras olas, misión que es tan divina que el mismo mensajero, enamorado, se olvidó de volver;
entonces comprendimos, aunque ya fuera inútil, que el mejor tiempo de embalsar la mar
... es cuando la mar se ha ido.

lunes, 1 de junio de 2020

Canción casi con música

De saber que el primero era el último
lo hubiese hecho durar;
de saber que era el último el primero
aún hubiera bebido mucho más.
Tú tuviste la culpa, copa, el labio
no nos dijo mentiras.
Labio, fue culpa tuya,
o la felicidad fue la culpable.
Vi su cara en un lecho de cabellos
como si fueran flores de un arriate;
su mano era más blanca que la cera
que hace posible la sagrada luz.
Su lengua era más suave que la música
que tiembla entre las hojas;
oyéndola se puede ser incrédulo,
quien lo ve ha de creer.