domingo, 27 de noviembre de 2022

Despedida demoledora

Al subir al coche, volvió la cabeza y me miró rápidamente, 
despidiéndose.
Ese fue su último regalo.
Y, ¿dónde lo tendré seguro de las horas demoledoras?
¿También se llevará el anochecer este destello angustioso,
como se lleva el último aleteo de fuego del sol poniente?
¿Se lo llevará la lluvia, como se lleva el polen atesorado
por las flores cuyo corazón se ha roto?
Que coja la muerte la gloria de los reyes y el dineral de los ricos.
Pero, ¿no podrán las lágrimas mantener fresco siempre
el recuerdo de la mirada de un  instante de pasión?
"Dámela, que yo la guardaré, decía mi poema,
yo no tocaré la gloria de los reyes 
ni el dinero de los ricos
pero estas cosas leves, son mías para siempre".