La vida, ese camino tan estrecho, ese ciego marchar con una venda sobre los ojos sin que nadie entienda si habrá una luz en el final del trecho.
¿No cesará este fuego de mi pecho?
¿No cesará este rayo que en la senda me habita el corazón, sin que comprenda si es por mi mal o es para mi provecho?
Vivo dudando.
¿El fin será la nada?
¿Será la puerta de un abismo extraño?
El hombre desespera de su suerte.
Quiero soñar ... la carta está echada.
Y, porque no lo olvido, me acompaño del lazarillo sabio de la muerte.
¿No cesará este fuego de mi pecho?
¿No cesará este rayo que en la senda me habita el corazón, sin que comprenda si es por mi mal o es para mi provecho?
Vivo dudando.
¿El fin será la nada?
¿Será la puerta de un abismo extraño?
El hombre desespera de su suerte.
Quiero soñar ... la carta está echada.
Y, porque no lo olvido, me acompaño del lazarillo sabio de la muerte.