martes, 20 de octubre de 2015

La muralla de Yériho

Imaginaré tus ojos brillantes en la corriente,
sí, se reunirán con la ola que ahora contemplo;
los míos no pueden ver, ni siquiera en sueños
... esa alegre honda que pasa por mi lado en su fluir.
La ola que lleva mis lágrimas no vuelve nunca:
¿volverá él, junto a quien esa onda pasará por su lado?.
Ambos hollamos tus márgenes, ambos vagamos por tu orilla,
yo junto a tu venero, el por la hondura azul obscuro.
Pero lo que nos mantiene apartados no es la distancia,
ni la profundidad de la onda, ni el espacio de la tierra,
sino las distracciones de diverso destino,
tan diversos como los climas de nuestro pensamiento.
Una dama ama a un forastero de esta tierra;
ella nació mas allá de las montañas, pero su sangre
es toda meridiana, como si nunca la hubiera abanicado
el negro viento que hiela las aguas polares.
Es vano luchar
Dejadme parecer joven,
vivir como he vivido y amar como he amado;
al polvo volver, si vuelvo, pues del polvo surgí,
y entonces, por fin, nunca más se conmoverá mi corazón. 

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