jueves, 23 de agosto de 2012

Yo conocí el amor de mi vida

Había una vez un  sueño llamado Amor. 
Sólo podías susurrarlo, a nada que levantaras la voz se desvanecía, ¡tal era su fragilidad!
Yo conocí el amor de mi vida, y nadie podrá superar eso, ni siquiera aproximarse, así que lo que hago es bailar claqué, y si bailo lo suficientemente rápido, no tendré tiempo para recordar lo que he perdido.
Susurré, aún soy joven, y luego, ya soy mayor, entonces robé un sueño, quería saber si podía amar. 
Corre y vuela, corre y vuela mi Amado Doncel.
Quise ser el pendiente que en la oreja tiembla, pues oculto entre su pelo, roza el tibio y blanco cuello
ser un cinto, en su talle
un corazón que diera contra mí sus latidos, dolorido y alegre ser
un collar, y mecerme todo el día en un pecho enamorado, aunado con la risa y los suspiros, 
y tan leve, tan leve estar, que por la noche, apenas quisiera desabrocharme.
Es pretender que nada es cierto, pegar retazos donde hubo memoria, ignorar la tempestad y navegar sin brújula, asistir con impotencia al vuelo del pájaro que inicia el viaje sólo, 
es comprender la mueca que reemplaza al llanto, y acunar la risa de la infancia entre pliegues 
es aceptar que hay un comienzo, en el reverso de la vida.

2 comentarios:

  1. «Yo soy el dios poderoso
    en el aire y en la tierra
    y en el ancho mar undoso
    y en cuanto el abismo encierra
    en su báratro espantoso.
    Nunca conocí qué es miedo;
    todo cuanto quiero puedo,
    aunque quiera lo imposible,
    y en todo lo que es posible
    mando, quito, pongo y vedo.»

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  2. Soy quien puede más que Amor,
    y es Amor el que me guía;
    soy de la estirpe mejor
    que el cielo en la tierra cría,
    más conocida y mayor.
    Soy el Interés, en quien
    pocos suelen obrar bien,
    y obrar sin mí es gran milagro;
    y cual soy te me consagro,
    por siempre jamás, amén.

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