miércoles, 4 de septiembre de 2019

No es lo mismo marcharse que huir

No podía pararse por la muerte, pero ella, amable, se paró por mí.
En su coche sólo íbamos nosotros y la inmortalidad.
Conducía despacio, sin tener prisa alguna, yo ya había olvidado como ella mi trabajo y tiempo libre, correspondiendo a su amabilidad.
Atrás quedó la escuela, con los niños jugando en el recreo con sus corros, y nos vieron pasar unos trigales y la puesta de sol.
Fue más bien él quien nos adelantó.
Era frío el rocío, tiritaba puesto que era de gasa mi vestido y mi chal sólo tul.
Cuando nos detuvimos vi una casa que parecía un bulto sobre el suelo; apenas el tejado era visible, y la cornisa estaba a ras de tierra.
Hace ya siglos de eso ... y sin embargo me parecen más próximos que el día en que al fin comprendí que los caballos se encaminaban a la eternidad.

1 comentario:

  1. ... Marilyn recapacita y decide intentar, una vez más, regresar al cine. Se presenta en casa de Joe Schenck pidiendo refugio por unas semanas. Durante las vacaciones de Navidad y por sugerencia de su mentor, el legendario agente Milton Stein organiza una cena en el restaurante Capri, con el fin de que un joven escritor cinematográfico llamado James Bacon, conozca a la joven estrella y escriba algún texto que permita relanzarla en la pantalla.
    Hoy día famoso por sus libros sobre cine y biografías, no queda particularmente impresionado por esa belleza muda y estática.

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