Me di a Él aceptando que Él mismo fuera el precio.
El solemne contrato de una vida se cerró de este modo.
Puede ser engañosa la riqueza, yo resultar más pobre de lo que cree el gran el gran comprador. Tal vez poseer el Amor todos los días deprecia la visión.
Pero hasta que no compra el Mercader en las islas que venden las especias, tan sutil mercancía es fabulosa.
Como mínimo el riesgo ha de ser mutuo, la ganancia también;
dulce deuda de vida es el deber cada noche, insolvente, el nuevo día.
El solemne contrato de una vida se cerró de este modo.
Puede ser engañosa la riqueza, yo resultar más pobre de lo que cree el gran el gran comprador. Tal vez poseer el Amor todos los días deprecia la visión.
Pero hasta que no compra el Mercader en las islas que venden las especias, tan sutil mercancía es fabulosa.
Como mínimo el riesgo ha de ser mutuo, la ganancia también;
dulce deuda de vida es el deber cada noche, insolvente, el nuevo día.
... así comenzó, en tono de comedia, un episodio de vodevil, quizá el único que iba a vivir Marilyn en una vida cuajada de dramas. A las tres de la mañana, ambos desnudos en la cama y saboreando la tercera botella de champán, el mayordomo llama a la puerta y James se oculta bajo la cama. Desde el escondite oye al criado susurrar: "El señor la necesita". "No puedo decir, recuerda Bacon, que en un segundo mi vida discurriese ante mis ojos, pero sí lo hizo la leyenda de que Joe Schenck había castrado a un famoso y viril actor que coqueteaba con su esposa la actriz Norma Talmadge".
ResponderEliminar