domingo, 30 de diciembre de 2018

Norma Jeane

Hay algo que me gusta en la agonía, y es que sé que es verdad ... los hombres no simulan convulsiones, no imitan el dolor.
Unos ojos se vidrian, y es la muerte.
Imposible fingir las gotas de sudor sobre la frente que la inhábil angustia va ensartando.
Andar siempre a su lado, siendo la más pequeña de los dos.
Mi cerebro es el suyo y mi sangre es su sangre.
Dos vidas que ahora son un solo ser.
Siempre participar de su destino.
Tratándose de penas, casi todas, y si son alegrías apartarlas para ese corazón al que amo tanto.
Toda la vida para conocernos, aunque nunca sabremos nada de Él, y luego una mudanza, lo que llamamos Cielo, arrebatados de cualquier cercanía de los hombres, descubriendo lo que nos confundía
... sin ningún repertorio de palabras.
 

1 comentario:

  1. ... su obsesión es trabajar en el cine. Intenta, sin éxito, entrar en la Paramount, y posteriormente en Goldwyn; para ello vive experiencias sexuales con hombres de rostros desconocidos, de quienes olvida su nombre al momento.
    Años después confesaría a Lena Pepitone que en esa época se acostaba con todos aquellos que se lo pedían; a cambio les pedía ternura y delicadeza: "Si eso les hacía felices, ¿por qué no?. No me herían, me gustan los hombres que sonríen".

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