miércoles, 19 de diciembre de 2018

Cuando el amor nos hiere

Ven a vivir conmigo y sé mi enamorada, y de todos los goces gustaremos que nos brindan los valles, campos y colinas y ... los montes fragosos.
Allí nos sentaremos en las peñas: veremos al pastor que a su ganado nutre, junto a ríos de escaso caudal; y a sus cascadas dirán sus madrigales dulces pájaros.
Allí te haré yacijas con las rosas, mil ramos de fragancia, una toca de flores y una túnica bordada con las hojas de los mirtos.
Un vestido te haré de la lana más fina que a los lindos corderos les quitamos; zapatos para el frío, con delicado forro, y de un oro sin mezcla las hebillas.
Te haré un cinto con paja y bayas de las yedras, con cierres de coral y tachones de ámbar: y si tales delicias te conmueven ... ven a vivir conmigo y sé mi enamorada.
La comida en bandejas de plata, tan preciosas como puedan tenerlas los dioses, cada día servirán en la mesa de marfil, para ambos.
Bailarán, cantarán los zagalejos, sólo para su goce, en mañanas de mayo: y si tales delicias te conmueven ... ven a vivir conmigo y sé mi enamorada.

1 comentario:

  1. ... decide instalarla en el primer piso de la casita donde vive tía Ana; ella será quien intente integrar en la vida cotidiana a la irascible Gladys.
    Ha perdido su belleza, tiene (a pesar de ser joven aún) el cabello blanco, es una mujer agriada, neurótica, histérica, presa de tales crisis de nervios, que siete meses después de haber sido dada de alta, los médicos deciden internarla de nuevo.
    Norma Jeane revive de nuevo como se la llevan en la ambulancia, chillando como una posesa, sin derramar una lágrima.
    Es un rito al que ya se ha acostumbrado.

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