miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mercadera de palabras IV

Tú y yo, que solamente a un estudio nos dimos,
el de amarnos, y el día, con tales pensamientos,
jubiloso surgía y moría, ya el arte
odioso del olvido ahora aprenderemos.
Tú y yo, que no quisimos otros celestes dones
salvo nosotros mismos, ni anhelamos la vida
fuera de tal deseo, ya todo lo borramos
como escrito sin fe: sólo palabras, polvo.
Mas dan su testimonio votos de enamorada
y los castos deseos, que nunca se deslizan
a ilícitos ardores; testimonio este pecho
que en el tuyo encontró el reposo y el áncora;
en nosotros no hay culpa: a asegurar me atrevo
mi fe de niña, el blanco y limpio designio,
puros como tú mismo ...
Ahora, separémonos; corazones que huyen
son alma divorciada que se aparta del cuerpo.

2 comentarios:

  1. MARÍA TAN DULZONA Y TAN ÁCIDA A LA VEZ.
    Espero volver al redil con el final del verano, bueno ahora ya en la tardor.
    Besos.

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    Respuestas
    1. Siempre una de cal y otra de arena.
      Me alegra saber que vuelves al redil en breve.
      Vicino ...

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