viernes, 30 de enero de 2015

Música, Música, Música ... su poder

En su origen el mundo fue un gran golpe de címbalo,
con los vientos discordes en el niño universo.
Toda música fue como un solo sonido
en los huecos peñascos y en las fuentes cantoras.
El Creador hizo acordar los sonidos más ásperos,
modulando una música con tañer de trompetas:
arrancó de lugares muy sombríos el eco,
y allí donde habitó supo construir órganos,
En tan grato lugar todo se emparejó,
así vírgenes tiples con los bajos viriles.
De este modo nació la progenie melódica
que acabó por formar armoniosas familias.
Al laúd unos fueron, otros a la viola,
y hubo quien eligió la corneta elocuente
dedicándose al viento o pulsando las cuerdas,
cantos de gloria humana o de coros celestes.
Así acaba la música, cual mosaico del aire,
convirtiendo su canto en la sacra armonía
con la cual el imperio del oído conquista
abarcando el espacio entre cielos y tierra.
 

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