martes, 2 de diciembre de 2014

Esa canción lejana

Para poder vencerme por completo hizo el amor el más dulce enemigo, con dos bellezas que a mi muerte aspiran formando una armonía irresistible ... una ata el corazón con la mirada y otra ... cautiva con su voz mi mente.
Podría verme libre de una de ellas y romper con el alma escurridiza las trabas hechas rizos de su pelo ... pero ¿cómo dejar de ser su esclava ante el arte sutil que hace grilletes invisibles del aire que respiro?.
Fuera fácil luchar en tierra llana con iguales opciones de victoria. Pero sería inútil resistir a la que ojos y voz tiene en su bando ... de ese modo es segura mi derrota, pues tiene a su favor el sol y el viento.

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