Yo no sé quien te puso aquí, tan cerca.
Tampoco sé que mano
organizó en la piedra tu figura
o sufragó los gastos,
los discursos, la lápida,
la ceremonia, en fin, de tu lanzamiento.
Porque arriba te han puesto y allí estás
y allí, sin duda alguna, permaneces,
imperturbable y quieto,
igual a cada día,
como tú nunca fuiste.
Bajo cada mañana
al café de la esquina,
resonante de vida,
y sorbo cuanto puedo
el día que comienza.
Desde allí te contemplo en pie y en piedra,
convidado de tal piedra que nunca
bajarás cojeando
de tu propia cojera
a sentarte en la mesa que te ofrezco.
Arriba te dejaron
como una teoría de ti mismo,
a ti, incansable autor de teorías
que nunca te sirvieron
más que para marchar como cangrejo
en contra de tu propio pensamiento.
... de regreso al apartamento, no dice nada de este amor de cuarenta días a Lena, en cambio le habla intensamente de Joe DiMaggio, cuando Lena le dice que ha telefoneado varias veces. "Nunca estuve loca por Joe. ¿Cómo podía estarlo de un hombre que me amaba tanto? Joe era la persona más importante de mi vida".
ResponderEliminarLa lenta desintegración humana de la estrella se acentúa a lo largo de 1958 y desgraciadamente se hace del dominio público.