lunes, 16 de agosto de 2021

Seré ilógica

Vienes y me pides te ponga, quite, te supere,
reclinada displicente en el sillón esteticista.
Cierras tus párpados y ordenas mejore
lo sometido al máximo celeste de lo humano.
Opuestamente objeto en contra de toda mascarilla,
pomada, ungüento o inocuo elixir;
ni cabe en mi adoradora deontología
fingir placebos ocultándote el espejo.
Tu trenza excomulga tintes invasores.
¡Déjala ondear bajo la luna!
Tus ojos, verdes corbetas porteadas al sol.
¡Déjalos en víspera impregnarse la dulzura!
Tu tez, ¡no le robes el color a la amapola,
que aburrir al trigal es anatema!.

1 comentario:

  1. ... su compañero Barney Ruditsky golpea con los nudillos varias veces y luego, sin más miramientos, da un empujón enérgico con el hombro e irrumpe en la casa, con todos los demás a su zaga. Acogidos por chillidos histéricos, descubren que allí no está Marilyn, ni la ambigua Sheila Stewart, ni mucho menos el presunto amante Hal Schaefer. Solo hay una pobre anciana muy asustada, que con sus sonoros gritos está despertando al vecindario.
    Y esto es peligroso. Muy peligroso.

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