Las Bienaventuranzas

Y entonces, haciendo una raya en la arena ... quedó así la frontera signada:

Bienaventurados los pobres de secano, los de la tierra de pan a llevar, porque de ellos será el reino de la igualdad.

Bienaventurados los que lloran su mortaja diaria, su espanto en las aceras, las vidas en un hilo, porque ellos serán consolados en la paz.

Bienaventurados los mansos, los que se echaron a jugar en los parques con los niños del júbilo, porque heredarán su niñez para siempre.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, los que clavaron a un muro sus cuerpos y fueron lapidados por los enanos y puestos de cepo a la cetrerías de los poderosos, porque ellos exterminarán con el perdón a los diablos.

Bienaventurados los misericordiosos, los que no partieron su capa, sino que la dieron entera y ahuyentaron el hambre del pueblo, porque jamás hambre y frío asolara sus cuerpos.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los pacíficos, los que enterraron la ballesta y fueron a esgrimir ramas de almendro que nevaran dulcemente el aire, porque serán llamados hijos de Dios y de los hombres.

Bienaventurados los que padecen persecución de la justicia y en la cárcel arañan sus días por amor a la libertad, los que fueron calcinados en Auschwitz, la piel troceada y los vientres hundidos, porque de su ejemplo será el reino de la tierra.

Bienaventurados cuando el vituperio y la persecución os lleve a los circos, a la crucifixión o al destierro, porque la mentira dura sólo el instante de ser inventada y la verdad es eterna.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Y entonces, haciendo una raya en la arena ... quedó así la frontera signada.