viernes, 20 de febrero de 2015

Aquello que aprisiona un cinto

Aquello que ciñó su delgada cintura
ataré yo en mi frente alborozada;
ni un solo rey negara su corona
para hacer con sus brazos lo que pudo este cinto.
Era la esfera extrema de mi cielo,
la cerca que guardó a mi ciervo lindo;
mi alegría y mis cuitas, mi amor y mi esperanza
giraban en su círculo.
¡Angosto espacio!. Mas allí moraba
cuanto en el mundo existe de bondad y hermosura.
Dadme lo que este cinto aprisionaba
y quitad lo demás que el sol, rodando, alumbra.

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