sábado, 30 de noviembre de 2013

Corazones y huesos


 
Para mí la felicidad es el sonido de tu voz cuando me llamas, aun cuando está desesperada.
Mi dolor lo aceptas como mío cuando no puedo responderte con palabras.
No tienes fe en tu propio lenguaje.
Por eso otorgas autoridad a los signos que no puedes leer con precisión.
Y sin embargo tu voz siempre me alcanza.
Y constantemente le respondo, y mi cólera pasa, como pasa el invierno.
Mi ternura te podría parecer evidente
... entre la brisa de la tarde de invierno y las palabras que se vuelven tu propia respuesta.

2 comentarios:

  1. Siempre con esa prosa poética tan maravillosa y tan profunda.
    Un abrazo.

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    1. Desde mi lugar seguro, hostigo a los jinetes que cabalgan sobre mi corazón D. Carlos ... el mundo aquí es incapaz de herirme.

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