martes, 18 de septiembre de 2012

Realmente ... no te conozco

Te ruego no me acuses de que tenga un rostro en calma y triste frente al tuyo ... en opuesto sentido miramos y no puede brillar la luz igual en nuestras frentes.
Tu mirada en mi pones tranquilo y sin cuidado, como sobre una abeja en ámbar prisionera ... si en el ámbar divino del amor me ha encerrado la pena, es imposible que se extiendan mis alas y vuele por los aires en fracasado intento.
Y yo te miro a ti ... y veo a tu lado que junto a amor se alza el final del amor ... y el olvido reemplaza la efimera memoria.
Estoy como el que, en lo alto, contempla los ríos deslizándose raudos ... hacia el amargo mar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario