Ven ahora querido espíritu del fuego
y envuelve en nubes y sueños de oro
la mente delicada de las mujeres, y protege
la calma en flor de las siempre benévolas.
Deja que el hombre se recree en sus ensueños y quehaceres
a la luz de las candelas y del día venidero,
mira que los enojos y penas odiosas
no le sean excesivos.
Ahora que el bóreas siempre airado,
mi enemigo jurado, invade el país con el hielo
y canta luego, a la hora del sueño,
su terrible canción que se burla de los hombres,
y rompe los muros de nuestras ciudades, y las cercas
que levantamos, los bosques pacíficos,
y hasta en medio del canto interrumpe a mi alma,
ese malquistador de todas las cosas,
y en furia incesante sobre el manso río
descarga su nube negra, y el valle entero
entra en ebullición, y la roca cae
como hoja seca desde la colina rajada.
... le rodean nuevos amigos en los que confía ciegamente: Milton Greene que le promete gloria y fortuna con la nueva productora, Amy dedicada a cultivas ese diamante en bruto que es para ella "la zafia actriz". Y los Strasberg empeñados en ser el profesor Higgins de la historia. Paula va a ser la profesora y sus insinuaciones, unas órdenes que debe seguir a rajatabla. La obligación de Marilyn en no pensar, no actuar por su cuenta, intentar beber lo menos posible en público y obedecer ciegamente. Así alcanzará pronto esa fama eterna que le augura en cada llamada telefónica y cada encuentro furtivo un Arthur Miller que también se siente predestinado a domar a la bravía.
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