viernes, 14 de junio de 2019

Cuando me quedo sola

¡Vas a él, feliz carta!
Dile, dile la página que yo no he escrito.
Dile que lo único que he puesto es la sintaxis, que el verbo y el pronombre no son míos.
Dile cómo los dedos eran ágiles, luego torpones, lentos, lentos, lentos.
Que en el papel quisieras tener ojos para ver con qué impulso cobró vida.
Dile que el escritor no era muy hábil, se ve en lo trabajoso de las frases; el ropaje tiraba, con la fuerza menguada de los niños.
Tanto esfuerzo te daba casi pena.
Dile ... no, ni, es mejor no dar explicaciones, pues se le iba a partir el corazón en caso de saberlo, y tú y yo callaríamos entonces.
Dile que aquella noche vio su fin antes de que acabáramos, y que el viejo reloj decía en sus relinchos: ¡ya es de día!.
Que te vencía el sueño y suplicabas que te terminase.
¿Qué mal hay en decirle todo eso?.
Dile con qué cuidado te cerró, pero si te pregunta en qué lugar te encuentras escondida hasta mañana, carta feliz, haz un mohín coqueto y
... niega sacudiendo la cabeza.

1 comentario:

  1. ... a finales de 1947, Marilyn superado su último traspiés, trabaja sin descanso y no le preocupa la categoría de los fotógrafos que solicitan sus servicios.
    Poco antes de Navidad en el cruce de Vine con Hollywood Boulevard (de nuevo su destino en el mismo lugar), pregunta a un policía por un establecimiento abierto tarde. Cuando regresa de madrugada al apartamento, el policía que ha tomado su dirección del carnet de trabajo, irrumpe e intenta violarla.
    Al día siguiente no puedo olvidar la experiencia y no concilia el sueño. Es así como se inicia en el consumo de la droga tranquilizante de la que será adicta hasta su muerte, Seconal.

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