viernes, 21 de febrero de 2014

Quiero quedarme así, sola, lejana ...

El cabo entra en las aguas como el perfil de un muerto o de un durmiente ... con la cabellera anegada en la mar.
El color no es color, es tan sólo la luz.
Y la luz sucedía a la luz en láminas de tenue transparencia.
El cabo baja hacia las aguas, dibujando perfil por la mano de un dios que aquí encontrará acabamiento, la perfección del sacrificio, delgadez de la línea que engendra un horizonte o el deseo sin fin de lo lejano.
El dios y la mar.
Y más allá ... los dioses y los mares.
Siempre.
Como las aguas besan las arenas y tan sólo se alejan para volver, regreso a tu cintura, a tus labios mojados por el tiempo, a la luz de tu piel que el viento bajo de la tarde enciende.
Territorio ... tu cuerpo.
Y el vacío de todo lo creado, envolvente como inmensa morada.

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