lunes, 7 de enero de 2013

Tengo tu nombre

He nacido en tus manos dulcemente, manantial de tu amor ... venas arriba ... y en tus manos está que alegre viva o que muera en tus manos tristemente.
No recuerdo quién era anteriormente ... ni siquiera si fui ... ni en qué cautiva soledad me encontraste cuando iba muerta de sed en busca de otra fuente.
Sé que volví a nacer cuando viniste a descubrir que es cierta la esperanza ... y es posible encontrar un mundo aparte.
El resto nada importa.
Deshiciste las sombras del ayer ... en la balanza el amor tiene todo a su parte.
Puedo ponerle un nombre a esta alegría, a este súbito pájaro crecido en mi esperanza, que fue olvido y ya es gozo de amor ... porque eres mío.
Por tus ojos la pena es lejanía, y en alas de tus labios voy perdida.
Tengo tu nombre ya, puedo llamarte, salvarme en ti ... gozar la luz de un mundo que, sólo para mí, de amor has hecho.
He nacido por ti, para encontrarte.
Y ... ahora ya puedo, torpe vagabunda, morir más que vivir junto a tu pecho.

2 comentarios:

  1. Tal autenticidad de sentimiento entra de lleno en el misticismo, un sentimiento del amor tan divino, que más parece estar creado para ser leído, escuchado, y contemplado, que para ser gozado realmente.
    Tienes esa magia poética que embelesa al lector en tu prosa, amiga mía.
    Un abrazo y buen año.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Soy una mujer afortunada; me enseñaron el Siglo de Oro y conocí el Amor Verdadero ... el secreto es saber que nada me pertenece
      Me gusta que le guste ... visitarme
      ¿Un fuerte achuchón?

      Eliminar