domingo, 21 de octubre de 2012

El gesto del dolor

He vivido ya tanto...
la senda de los días me ha llevado al otoño y a sus hojas doradas; y esas cosas que esperaba encontrar en mi locura: el amor y la honra, la amistad y el respeto, no debo pretenderlas.
¿Qué me queda?
Sentidas, aunque mudas, maldiciones y honores de boquilla y una vida que el corazón quisiera rechazar, sin atreverse nunca.
Lejos de casa he estado muchos años y ante la puerta, ahora, a entrar no me atrevo, no sea que una cara que nunca he visto antes me mire imperturbable.
Y me pregunto qué hago allí.
Sólo busco una vida que dejé, ¿seguía por allí?
Me incliné en el temor que antes me demoraba ... el instante sonó como un Océano y ... se rompió contra mi oído.
Reí una desmigajada risa.
Que yo tuviera miedo de una puerta ...
yo que la consternación había comprendido y jamás hice un gesto de dolor.
Ajusté al picaporte mi mano con cuidado tembloroso, no fuera que el temor se apartase de pronto dejándome en el suelo.
Quité mis dedos tan cuidadosamente como si fueran vidrio, me tapé los oídos, y tal como un ladrón, escapé de la casa jadeante.

4 comentarios:

  1. TERRIBLE OTOÑO........ QUE PASE VELOZ.

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  2. Es dura muchas veces volver a lo que tu conocías como hogar, cuando han cambiado tantas cosas...yo soy de las que opino que aunque duela... hay que olvidar y encontrar nuestro nuevo hogar....

    un abrazo enorme linda!!

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    1. Nos pasamos la vida esbozando gestos: risa, tristeza, pena, dolor, angustia, melancolía ...
      y todo no es más que lágrimas en la lluvia
      Sinceramente tuya ...

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