Los poemas a la muerte son un engaño.
La muerte es la muerte.
Los médicos alaban su poema
a la muerte y se van.
¿Adónde ha ido ese perro
que rondaba por aquí?
Esta noche he pensado en él,
una vez más,
antes de acostarme.
Me he pasado la vida afilando la espada.
Y ahora, cuando me enfrento a la muerte,
la desenvaino, y he aquí
¡que la hoja está rota!
Ochenta años han pasado
desde que llegué aquí,
ahora, en el camino final,
mis piernas pisan el cielo.
Me llevo el espejo de mi vida
a la cara: ochenta años.
Rompo de un golpe el reflejo.
El mundo, como siempre.
Todo está en su lugar.
El último deseo humano:
asir el aire.
La nieve fundida del Monte
es la tinta
con la que firmo
el rollo de mi vida:
Suya, atentamente.
... Nunca volvería a estar tan bella Marilyn como en esta película, ni tan deliciosa, ni tan entrañable. Cantaba tres canciones y demostraba sus notables dotes para la comedia. Pero el resultado final no reflejaba la tensión y los problemas de un rodaje inaguantable para todos.
ResponderEliminarEl espectador nunca sufrió ni sintió la tensión del rodaje, al evaluar el producto final.
El estreno fue multitudinario.
Con faldas y a lo loco estaba destinada a convertirse en una película mítica.