Esperándolo se sopesa el tiempo, es ligero o pesado. Después de haberse ido hay un vacío que inclina la balanza.
La verdad -tan antigua como Dios- es como su gemelo, y va a durar lo mismo en co-eternidad. Perecerá aquel día en que él sea expulsado de la mansión del universo, como una muerta deidad.
Yo no la conocía, y en mi ignorancia fue como un don esperado. Ahora junto a mi puerta es el dolor.
... Joe DiMaggio era el ídolo nacional, sus deseos eran órdenes y se había encaprichado de aquella actriz rubia contra los consejos de sus compadres, acostumbrados a ver cómo ninguna chica se le resistía, sin necesidad de pasar por la vicaría. Excepto su esposa legal.
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