Quien le haga compañía elige el alma, luego cierra la puerta;
aunque sean divinos los demás, ya no está para nadie.
No prestará atención a las carrozas que llegan a su casa;
ni hará caso si ante ella se arrodilla algún emperador.
La conozco y sé bien que de un gran pueblo sólo a uno escogió;
después no ve ni oye a nadie más, igual que amurallada.
Es igual que la luz, inmutable delicia, es igual que la abeja ... melodía sin tiempo.
Es igual que los bosques, solitario, o el viento sin palabras ... que agita los espléndidos árboles.
Igual que la mañana, o mejor si ha pasado y hay relojes eternos campaneando las doce ...
aunque sean divinos los demás, ya no está para nadie.
No prestará atención a las carrozas que llegan a su casa;
ni hará caso si ante ella se arrodilla algún emperador.
La conozco y sé bien que de un gran pueblo sólo a uno escogió;
después no ve ni oye a nadie más, igual que amurallada.
Es igual que la luz, inmutable delicia, es igual que la abeja ... melodía sin tiempo.
Es igual que los bosques, solitario, o el viento sin palabras ... que agita los espléndidos árboles.
Igual que la mañana, o mejor si ha pasado y hay relojes eternos campaneando las doce ...
... el rodaje fue casi plácido. Quizá la situación sentimental de la actriz, que estaba cortejada por Joe DiMaggio (la fuerza bruta) y por Arthur Miller (la inteligencia) mientras el sexo se lo proporcionaba su novio eterno Bob Slatzer, contribuía sobremanera a la estabilidad. El rodaje en las cataratas, llegó a provocar verdaderas avalanchas de público.
ResponderEliminarSu actuación hizo de ella un símbolo sexual de alcance mundial, arropada por la adoración de su director Henry Hathaway.