En las tabernas mejicanas donde los chicos se apoyan en el mostrador y discuten los problemas de la polis, los viejos borrachos hablan de sexo a la espalda de los chicos.
La luz de Méjico entra por la puerta de la taberna, y atrae a las moscas que se posan en los restos de comida que los viejos tiraron al suelo.
Lo que a mí me gusta, de Méjico, es oír las moscardas que sobrevuelan los charcos por donde pasan los chicos que acaban de discutir de la polis en el mostrador de la taberna.
Los viejos están ahí dentro, y siguen bebiendo vino de barril, sin saber de qué hablar, ahora que los chicos se fueron.
Mas no descansa el verano, y el sol castiga las espaldas de los chicos que se desvisten, en las rocas, y se tiran al agua para limpiarse
... de la polis, de los viejos, y de las moscas.
La luz de Méjico entra por la puerta de la taberna, y atrae a las moscas que se posan en los restos de comida que los viejos tiraron al suelo.
Lo que a mí me gusta, de Méjico, es oír las moscardas que sobrevuelan los charcos por donde pasan los chicos que acaban de discutir de la polis en el mostrador de la taberna.
Los viejos están ahí dentro, y siguen bebiendo vino de barril, sin saber de qué hablar, ahora que los chicos se fueron.
Mas no descansa el verano, y el sol castiga las espaldas de los chicos que se desvisten, en las rocas, y se tiran al agua para limpiarse
... de la polis, de los viejos, y de las moscas.
En varias ocasiones visitó el país vecino, de hecho en una de sus lunas de miel fue allá.
ResponderEliminarCuando en Febrero de 1962 compró su casa de Brentwood viajó a Monterrey para comprar los muebles de su hogar.
Me reservo la opinión sobre su gusto ...