Mi amor querido, mi dulce amor, sigo en cama.
Acabo de tener un sueño maravilloso, uno de esos sueños diurnos donde las emociones físicas te dejan al despertarte toda la parte correspondiente al deseo, y el deseo que arrastras después, ya despierta, se parece tanto al placer del sueño.
Estaba tumbada en una cama, al lado de un hombre que, no puedo identificar con seguridad, pero un hombre sumiso, soñador desde siempre y, para siempre silencioso.
Le doy la espalda.
Tu vienes a tumbarte cuan largo eres, pegado a mí, me besas los labios dulcemente, muy dulcemente, acaricio tu pene, tu mano pasa, muy despacio, por encima mío, busca al otro personaje y, se aposenta en su sexo.
Tu beso se hace más cálido, más húmedo, y tus ojos se abren más y más. La vida del otro pasa a ti, y al poco rato es, como si masturbaras a un muerto.
Me despierto, ligeramente ebria, incapaz de renunciar al placer.
Sólo una cosa deseo, verte, tocarte, besarte, hablarte, acariciarte, mirarte ... te amo.
Hummm si mis sueños fueran realidad.
Acabo de tener un sueño maravilloso, uno de esos sueños diurnos donde las emociones físicas te dejan al despertarte toda la parte correspondiente al deseo, y el deseo que arrastras después, ya despierta, se parece tanto al placer del sueño.
Estaba tumbada en una cama, al lado de un hombre que, no puedo identificar con seguridad, pero un hombre sumiso, soñador desde siempre y, para siempre silencioso.
Le doy la espalda.
Tu vienes a tumbarte cuan largo eres, pegado a mí, me besas los labios dulcemente, muy dulcemente, acaricio tu pene, tu mano pasa, muy despacio, por encima mío, busca al otro personaje y, se aposenta en su sexo.
Tu beso se hace más cálido, más húmedo, y tus ojos se abren más y más. La vida del otro pasa a ti, y al poco rato es, como si masturbaras a un muerto.
Me despierto, ligeramente ebria, incapaz de renunciar al placer.
Sólo una cosa deseo, verte, tocarte, besarte, hablarte, acariciarte, mirarte ... te amo.
Hummm si mis sueños fueran realidad.